Artículo publicado en El Peruano el 21/01/2021
José Antonio Vadillo Vila
Los especialistas coinciden en señalar que los jóvenes que participaron de las marchas democráticas de noviembre del 2020 tienen vasos comunicantes con la primera generación republicana y la generación del centenario. A la vez, deben cumplir un reto: pasar de las calles a la acción política para cambiar el país. (*)
21/01/2021 Una masa muy heterogénea –universitarios, barristas, emprendedores, entre otros– salió a protestar en noviembre pasado. Para miles de ellos, fue la primera vez que tomaban las calles. ¿Qué los definía? La frase de Inti Sotelo, uno de los dos jóvenes que perdió la vida el 14 de noviembre, lo señala bien: “Voy a defender a mi patria”.
La socióloga Noelia Chávez bautizó a estos ciudadanos como la Generación del Bicentenario (GB). Recuerda que frente a la definición clásica del sociólogo Karl Mannheim, para quien una generación es un conjunto de individuos que comparte ciertas características, como experiencias sociopolíticas, la GB es mucho más diversa.
“Una nueva generación tiene derecho a reinterpretar las prácticas, normas, leyes, que nos preceden, de acuerdo con el contexto en el que habitan. En esta tensión puede haber continuidad o cambio. El mejor ejemplo a la teoría son las manifestaciones de noviembre: por un lado, los jóvenes que salieron a marchar [unidades disruptivas] y, por otro, los que quisieron borrar las pintas”, recuerda.
Para Mannheim, las “unidades disruptivas” son las que se distinguen en hacer los cambios. Noelia Chávez dice que en la GB el actuar de quienes salieron a las manifestaciones es lo que marca ese cambio generacional.
Sociedad en red
Agrega que la GB la integran jóvenes “que cuentan con múltiples herramientas para intentar ver el país con muchos otros lentes”, entre ellos, las herramientas digitales o la crisis sanitaria del covid-19; ven el proceso de manera global y buscan repensar el contexto de la violencia, el autoritarismo, la exclusión, el racismo, el abuso.
“Cambian los medios, pero los viejos problemas persisten”, reflexiona por su parte el sociólogo Jorge Juárez Li. Pide no subestimar a la GB. La integran ciudadanos que consumen mucha información. “Los jóvenes no están organizados en nuestras instituciones formales, pero sí en subculturas como los K-pop, skaters, gammers, etcétera”, dice.
Nuevas narrativas
Precisa que a pesar de las brechas digitales, se ha democratizado el uso de las redes sociales: los jóvenes han cocreado narrativas sobre el hecho político por medio de fotos, videos, textos y memes. Ellos forman parte de una “sociedad red”, donde “si los medios de comunicación no les informan, ellos harán uso de sus equipos y medios para hacerlo”. Ellos son “prosumidores”.
Los jóvenes de la GB se comunican mediante una “narrativa transmedia”, con un gran flujo de contenido mediante distintos dispositivos y aplicativos, donde se pasa indistintamente de lo público a lo privado, con distintos códigos y estéticas, capital en disputa.
Sin embargo, Juárez Li explica que no solo se debe de pensar en el “desborde virtual” (tomando la idea del “desborde popular” de José Matos Mar al hablar de la migración del campo a la ciudad). Hay una dialéctica, dice, no solo se trata de quedarnos en un mundo online, sino también en cómo interactuar en el mundo offline, el mundo real. Una relación entre lo virtual y lo real.
El reto actual para la comunidad política es “comprender las narrativas políticas de los jóvenes, cómo las producen, circulan y consumen, para entender el mundo”, precisa Juárez Li.
Cuestión generacional
La socióloga Noelia Chávez considera que por sus características la GB está “en plena formación”. “Lo único que se sabe es que estas juventudes diversas sí estaban interesadas en la política”. ¿Quiénes son? En su mayoría, personas de clases socioeconómicas medias y altas (es policlasista), mujeres jóvenes de 18 a 25 años que reniegan de la política que gobierna el país. Consolidan nuevas maneras de movilizarse, de protestar y usan las redes sociales intensamente. Sobre todo son heterogéneos, con diferentes demandas. Por ello, a la investigadora no le sorprende las “bifurcaciones” que pueda tener, a futuro, esta generación. Lo más importante es poder ver en esta fuerza colectiva un potencial participativo para motivar nuevas agendas y politizar temas específicos.
La primera generación
La doctora Carmen Mc Evoy, presidenta del Consejo Consultivo Bicentenario del Perú, pide no perder de vista a la primera generación de republicanos, o los primeros ideólogos, como los llamó Jorge Basadre.
Eran provincianos, formados en el Real Convictorio de San Carlos, discípulos del chachapoyano Toribio Rodríguez de Mendoza y fueron importantes para la instalación del primer Congreso de la República (1822), “que es, en sí, la fundación de la República”.
El más activo de ellos fue José Faustino Sánchez Carrión (1787-1825), quien jugó un rol vital para la campaña de Ayacucho, la batalla definitiva por la independencia. “Esta primera generación se enfrentó al virrey Abascal, el autoritarismo más terrible, e inicia el camino a la república”, dice la historiadora.
Son una generación de republicanos radicales que se opondrán a la monarquía constitucional, el proyecto de José de San Martín, y para ello movilizan a todo Lima en julio de 1822.
Amor por el Perú
Un siglo después, llega la generación del centenario, con Raúl Porras, Jorge Basadre, Luis Alberto Sánchez, Guillermo Leguía, Ricardo Vegas y otros. Mc Evoy recuerda que eran provincianos, jóvenes y, como los de la GB, tenían “esperanza”. “En ellos, existía un amor al Perú, un concepto de democracia participativa”.
Sin embargo, Mc Evoy coincide en que “la movilización y la política de la calle” no son suficientes. Se debe pasar a un “segundo nivel”, que es la política activa, como ser representantes en el Congreso.
Participación activa
Señala que para los jóvenes de la primera generación republicana antes de las discusiones del primer Congreso Constituyente y la primera Constitución Política del Perú, la “piedra angular” fue el municipalismo.
“Entonces, si queremos empezar esta república, de inclusión, de respeto, los jóvenes deben participar en la política municipal y la de su región, es la única manera de regenerar esta República y generar la política que queremos”, dice la estudiosa.
En ese sentido, el mandatario, Francisco Sagasti, recuerda que la conmemoración de los 200 años de independencia debe ser tomada en cuenta por los jóvenes de la GB como una renovación de la vocación del servicio público, involucrándose “desde sus puntos de vista” en la política.
Del sesquicentenario
El presidente de la República, Francisco Sagasti, se pregunta si también hubo una generación ‘intermedia’, la del sesquicentenario de la independencia. Ensaya que hay algunos tópicos comunes en los jóvenes entre fines de los cincuenta e inicios de los setenta: una insatisfacción total con respecto a la situación del país; fue una generación marcada por las migraciones (se da un (re)encuentro de peruanos de distintos lugares), surgen reivindicaciones como la Reforma Agraria, tuvieron en la televisión la posibilidad de conectarse y son la primera generación producto de una universidad pública de calidad. Por ello, Sagasti explica que tanto a los jóvenes con ideas de izquierda o derecha o la religión les unió la vocación de servicio al Perú. Pertenecen a esta generación Julio Cotler, Alberto Flores Galindo y Max Hernández, entre otros.
(*) Los especialistas participaron el viernes 15 en el primer Cabildo Bicentenario del 2021, organizado por el Proyecto Especial Bicentenario.