Aprender para tener éxito
24 de junio de 2022Mentes a la obra
25 de julio de 2022
CONSIDERE
Cómo aprovechar la facultad de reflexión en su organización
La presión para actuar contra la necesidad de reflexionar
La explosión de la información define a la vida contemporánea. Usted está trabajando más horas y sufriendo una “sobrecarga de datos”. Está más conectado, pero es difícil extraer lo significativo de entre toda esa información. En el plano social, el encontrar soluciones viables a las crisis exige reacciones útiles y una considerable reflexión. Cuando los problemas se presentan en su trabajo y su vida, la situación es similar: debe reaccionar para resolver un dilema, pero necesita reflexionar. En lugar de ello, pasa constantemente “de la atención a la distracción a los datos y al significado”; rara vez tiene la oportunidad de preguntarse si está considerando bien los pros y los contras.
“Hoy día, hay en nuestra vida un mercado intangible e invisible donde los productos comercializados son cuatro: atención, distracción, datos y significado”.
Ese entorno provoca la “predisposición a la acción”, pero, sin reflexión, la urgencia de actuar puede resultar peligrosa. Para evaluar las constantes y crecientes exigencias a sus energías, tomarse el tiempo para reflexionar es necesario tanto en el plano personal como en el de la organización. Ello requiere disciplina y una metodología bien pensada, pero le brinda la habilidad de alinear sus actos personales o profesionales con sus propósitos y su misión.
La reflexión en el trabajo
La mayoría de los “trabajadores del conocimiento” dedica sólo entre el 10% y 12% de su tiempo a reflexionar. Las interrupciones (28%), las reuniones (20%), la búsqueda de información (15%) y las tareas productivas (25%) consumen el resto. La mayoría de las organizaciones espera que usted desempeñe múltiples tareas simultáneas, pese a que la investigación demuestra que nadie lo hace de manera útil. Quienes creen que pueden hacerlo en realidad están “intercalando”, es decir, pasando de una tarea a otra, lo cual no les da la oportunidad de reflexionar ni de completar algo antes de pasar a lo siguiente. Cambiar la concentración toma tiempo, por lo que los ‘intercaladores’ funcionan con la conciencia “fragmentada”; por ende, socavan su habilidad para encontrar significado a lo que están haciendo y pueden ser más propensos a actuar de manera errónea.
Dése tiempo para reflexionar
El general David Petraeus, comandante de las fuerzas de EE.UU. en Irak y Afganistán, es un líder que vive bajo una presión constante para actuar. Debe revisar tantos datos que se fuerza a incluir en su agenda el tiempo para reflexionar: una hora cada mañana. En otro ejemplo, Bill Gates, una figura esencial para el éxito de Microsoft, dedicaba una semana cada año únicamente a leer y reflexionar.
“Aunque ninguno de nosotros puede detener el flujo de datos ni de la creación de contenidos que se arremolinan a nuestro alrededor, podemos controlar la manera como estructuramos los momentos que surgen y nuestras respuestas””.
Usted no puede controlar las exigencias que las personas le hacen, pero puede valerse de la reflexión para controlar cómo responde a ellas. Concéntrese en una cosa a la vez. Evalúe las comunicaciones que recibe y ordénelas conforme a una jerarquía. Considere cómo desea usar su capacidad tecnológica.
Proteja el tiempo para reflexionar
Cuando una empresa está establecida, surge su estructura tácita de “derechos de decisión”. Con el tiempo, las personas tienden a escuchar con más atención a los de mayor rango o a quienes consideran capaces de “hacer que las cosas ocurran”, sin someter las ideas a un examen profundo. Por el contrario, se tiende a ignorar las buenas ideas generadas por quienes no tienen poder. Para mejorar la reflexión en su organización, examine su proceso de toma de decisiones. Su reflexión organizativa será más efectiva si distribuye los derechos de decisión por todo el organigrama. Revise cómo su compañía recompensa las nuevas ideas y cómo evalúa el desempeño individual y por equipo.
“La reflexión es la facultad que nos permite solucionar problemas en medio de la acometida constante de las distracciones y los datos””.
Google cultiva la reflexión al permitir que sus empleados dediquen 20% de su tiempo a hacer “lo que quieran”. La empresa integra la reflexión en su cultura, tanto en el plano tecnológico – mediante una red de comunicación interna para compartir ideas en toda la empresa – como en el personal – alentando a los innovadores a contratar a otras personas para que trabajen en sus ideas –, lo cual descentraliza la toma de decisiones y permite que los empleados desarrollen proyectos rentables. Google demuestra que valora las ideas corriendo riesgos, mostrándose dispuesta a distribuir productos imperfectos y a desarrollarlos a medida que su mercado aumenta.
Resumen basado en el libro "Considere" de Daniel Patrick Forrester.
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